¿Sabes en qué se diferencia un vendedor de un “Agente de Ventas”, un “Promotor” o un “Sales Executive” ? La respuesta es sencilla: en nada. Meramente en el nombre, algo tan visto en el mundo empresarial como en cualquier otro aspecto de la vida cotidiana. La evolución del lenguaje y el globalismo han ido de la mano y lo que antes era un mercader o un tendero, hoy en día es un “Asesor Comercial” o “Business Supervisor”. Y estamos hablando del mismo puesto, con las mismas funciones en lo que a ventas se refiere.
Actualmente es tan importante la imagen personal para destacar en un entorno laboral cada vez más competitivo que, con frecuencia, se utiliza el recurso de cambiar los nombres de profesiones que han existido toda la vida por innovadores términos anglosajones que parece que suenan mejor.
En lugar del Vendedor, ahora tenemos al “Shop Assistant”. Ya no hay “Negociante” sino “Gestor de Negocio”. Los “Tratantes” se han convertido en “Consultores”.
Y yo me pregunto, ¿qué nos lleva a modificar de tantas formas distintas el nombre de una profesión tan antigua?
El lenguaje evoluciona, si, y se complementa con una evolución social que nos lleva a actualizar todo lo demás con nuevas tendencias: desde la vestimenta que utilizamos o la música que escuchamos, hasta el nombre de las profesiones. Sin embargo, más allá del factor evolución, hay otro importante atributo a considerar: el impacto que genera hablar de un “Vendedor” frente a un “Key Account Manager”. La clave entonces radica en cómo se perciben los nombres de siempre, entendidos por todo el mundo, en una profesión que se encuentra en constante cambio.
Somos conscientes de la importancia de la figura de los comerciales, los héroes sin capa, profesionales altamente cualificados que son la imagen de una compañía de cara al público y cuya labor impacta directamente en las cifras globales de una multinacional. Sin embargo, llamarlos “Comerciales” sigue pareciendo insuficiente, poco importante, obsoleto… corto para describir la profesión de personas altamente cualificadas para atender a los clientes.
Esto me lleva a reflexionar sobre si la solución está en adornar los nombres o bien aún nos queda un importante camino por delante, para poner en valor la figura de estos grandes profesionales.
La clave seguirá estando en concienciar sobre la importancia de todas y cada una de las personas que se esfuerzan por entender las necesidades específicas de cada cliente y proporcionar soluciones personalizadas.
Sin venta no hay negocio, y sin vendedores no hay transacción. Desde los “Mercaderes” de la antigüedad hasta los actuales “Key Executive Trader”.
Ponga lo que ponga en tu tarjeta de visita siempre deberías estar ORGULLOSO DE SER VENDEDOR. Ejerces una de las profesiones más importantes para la economía mundial. Haces el bien por el país y por la sociedad.
Te invito a que la próxima vez que te presenten a un “Chief Happiness Officer” o a un “Ninja de las Ventas” recuerdes que su superpoder no recae en su título, sino en la labor que desempeña a diario.