La pandemia nos ha cambiado muchas dinámicas, pero también es cierto que ha puesto en valor algunas otras, como el networking.
Yo personalmente soy un ferviente asiduo de estas reuniones desde muchos años; recuerdo cuando me hice autónomo hace ya más de un lustro y ávido de aprender y conocer, tanto gente como otros negocios de los que aprender, me apuntaba a cualquier reunión que llevara por adjetivo networking (Congresos, jornadas, conferencias…)
Recuerdo con cariño ese primer año lleno de intercambios de tarjetas, de saludos incómodos, de preparar presentaciones que impactaran en pocos minutos, ya que pensaba que sólo tenía una oportunidad, de cafés con gente que sólo querían venderme lo suyo, de eventos sectoriales de los que no tenía ni idea…
Y al hacer balance al terminar ese primer año honestamente sentí cierta frustración, ya que los resultados medibles que había conseguido con todo ese esfuerzo los sentía pequeños; insisto, yo era un autónomo recién empezado en la actividad y creía que necesitaba resultados más inmediatos.
Pero testarudo que es uno, no paré de asistir a este tipo de reuniones, con la salvedad de que intenté hacer un pequeño grupo de “amigos” con los que asistir, ya que intuí que lo que me había fallado hasta ahora era que no había generado relaciones de confianza; siendo realista ¿Quién está dispuesto a compartir un buen cliente con alguien que no conoce bien personal y profesionalmente?
Y ese segundo año aprendí otra lección: Networking sí, pero… ¿para qué?
Me di cuenta de que había muchos perfiles que asistían a esas jornadas; gente que quería solo socializar, que quería cambiar de trabajo, que quería aprender de otros negocios, que quería vender… Y no todos esos perfiles eran compatibles con generar negocio.
Y ahí es donde encontré mi para qué: para elaborar relaciones de confianza con otros profesionales que nos llevaran a sinergias profesionales productivas. Ahora parece casi obvio, pero me costó lo mío.
Por eso cuando meses después de esa revelación me presentaron BNI®, supe que ese era el lugar en el que yo quería hacer networking.
Cuando asistí a esa primera vez vi que había un montón de gente que se conocía de hace tiempo, que toda esa gente se interesaba por mí y mi actividad; vi como la gente intercambiaba negocio; vi cómo se agradecía el negocio que se había generado. En definitiva, me sentí como en casa.
Y ahí descubrí el para qué que me acompaña hasta hoy. Para mí, networking es dar: dar negocio, dar contactos, dar apoyo… Y cuando estás en un sitio donde los demás también tienen ese para qué, aparte de sentirte a gusto, obviamente también se recibe. Y sienta espectacular.
Así que Networking sí, en donde te funcione, en donde estés a gusto; y si conocéis a alguien que al igual que yo se sienta perdido y quiera algo distinto, invitadle a BNI® y encontrará lo que está buscando.